martes, 3 de diciembre de 2013

Cambiar, cambiar, cambiar...


Llevo un tiempo intentando dar un nuevo rumbo a mi vida, voy lento, voy despacio, pasito a pasito. Yo soy así. Testaruda, cabezota, seguía intentando esclarecer una verdad que nunca se sabrá, porque ni los mismos protagonistas saben dar cuenta de ella. Todos mienten.

Debo reconvertir mi vida, no empezar de cero, eso es imposible con todo lo que tengo encima, debajo, detrás y a los lados jamás podré hacerlo, aunque no niego que a veces me he sentido tentada a cambiarme de piel. Esta misma piel que envejece, por los años vividos y por las penas. Cambiarme de nombre, el mismo que tan poco vuelo me ha dado. Cambiar mi identidad, de la que me sentía tan orgullosa y que apenas reconozco.

Cambiar, cambiar, cambiar...

Cambiar mis palabras, cambiar mi discurso, porque "¡qué pesada soy!"

Dejar de echar de menos la vida que fue y no dio más de si y que vista con los ojos de hoy fue una porquería. Forjarme otra nueva, distinta, mejor, a mi medida... 

Una vida por y para mi.

...

Pero, de verdad, ¿se puede hacer?






1 comentario: